EL CONTADOR DE HISTORIAS
epoca de estudiante. museo de la universidad de antioquia donde reuniamos
algunos amigos. una tertulia interesante
|
El relato lo encontramos constantemente en la historia.
Seguramente mientras se pintaban las paredes de Altamira, alguien relataba
historias de animales que se convertirían en criaturas míticas y que con ellos
nacería el símbolo creador de la cultura universal o como olvidar a Sherezada
por ejemplo, quien gracias a sus relatos logro no solo sobrevivir a una muerte
segura sino rescatar a sus hijos y sanar el alma del califa su esposo. Así que
no solo es la gran herramienta creadora de la cultura sino el vehículo de
sanación del alma.
Sé que el título de esta crónica suena extraño…se hubiera escuchado
posiblemente mejor que se llamara el narrador de historias o el relator de
historias o algo por el estilo. Sin embargo hay una relación entre el número y
el lenguaje escrito: la concatenación de hechos pero más importante que ello es
como un hecho lleva al otro desde el origen hasta el final. Igualmente, después
de terminar vemos que sigue más allá de lo que percibimos extendiéndose hasta
el infinito. No en vano el número y la proporción tienen un alto simbolismo y
una presencia constante en el mito.
Las historias siempre están ligadas unas a otras. Si uno es
perspicaz vera la compleja trama en vez de una colección de hechos simple.
Cuando se cuenta una historia se lleva al que la escucha desde su origen hasta
su destino. La cultura humana está construida a partir de las historias y no es
de extrañar que sea el vehículo por el
cual se enseñaban los principios de una sociedad, así como los misterios de la
vida entre otras muchas cosas más.
Afortunadamente
para mí no solo descubrí el poder del relato de mi experiencia con mis abuelos:
también encontré maestros que me llevaron al conocimiento por el camino del
relato. Algunas de las mejores experiencias en la universidad las tuve en dos
cursos: termodinámica y campos electromagnéticos. Por su naturaleza, y seguro
lo es tan pensando, son un logar extraño para encontrar una narrativa pero ya
verán que no lo es. La termodinámica es la ciencia que estudia la interacción
de los cuerpos por medio del calor. Antes de ver el curso había leído mucho
sobre astrofísica (si alguna historia tiene poder es esa: la del origen del
universo y su funcionamiento) y un lugar común es la segunda ley de la
termodinámica que palabras más o palabras menos, nos dice que el universo como
lo conocemos está condenado a desaparecer, mejor dicho es el apocalipsis
escrito en medio renglón. Así que tenía cierta ansiedad de ver el curso y
entender mejor el concepto de entropía. El nivel del curso no es tan complejo para
nosotros los estudiantes de ingeniería eléctrica como para otras disciplinas
que requieren verla con un rigor mayor.
Con estas
expectativas inici el curso de termodinámica en una época por demás conflictiva
de la universidad. Llegue al salón de clase designado pero no creí ni
remotamente que el personaje que en ese entonces me encontré fuera el profeso:
vestido con una pinta más bien de obrero setentudo. Delgado como el solo podía
pasar por el náufrago el cuento de García Márquez, con un aire a Albert
Einstein pero incluso mas desaliñado. Debo confesar que Pensé que era parte del personal de
mantenimiento. Sin embargo las apariencias engañan y más allá del excentricismo
del personaje se oculta una gran inteligencia y claridad impresionante para ver
el mundo, una mente bastante excéntrica pero en esa misma medida lucida. Me
refiero a Horacio Uribe conocido por todos como “el loco” Uribe (el porque creo
que cae por su peso). Era supremamente placentero recibir la clase. Siempre
toda introducción a un nuevo tema iba acompañado de una
historia concatenada al tema, algunas sobre la historia de las ciencias, otras
sobre la historia de la ciudad otras sobre la de la universidad, muchas sobre
las tres. En todo caso relatar y escuchar historias siempre nos alegrara el
corazón.
El interés que las
historias relatadas eran el huso que impulsaba el hilo de la historia en una
trama más compleja, de una u otra forma comencé a entender que las historias se
superponen y dan forma a figuras más complejas que no son visibles por los sentidos de la obviedad. Creo que algunos de
los grandes logros alcanzados en el curso, más allá del entender el concepto de
entropía y la segunda ley, el cual además se asume de una manera distinta casi
siempre durante el curso, fue el entender el contexto energético desde el punto
de vista de la eficiencia térmica (lo cual para mí fue valioso ya que el tema
de la energía y la generación fue unos de las mayores motivaciones para elegir
ese campo de estudio) además (y más importante) entender más profundamente el
contexto de las ciencias.
Si miramos la
termodinámica como base de los fenómenos térmicos en las antípodas esta el
electromagnetismo. es la base de los fenómenos eléctricos incluido la
generación (que es uno entre muchos la segunda era y es el eje temático de
nuestra profesión y es un curso de verdad retador por su dificultad. En campos el curso iniciaba
planteando (nuevamente) uno de los problemas más memorables del pensamiento
clásico: la naturaleza de la materia. Cuenta la historia que en Grecia en su
periodo clásico, se plantearon dos modelos distintos para explicar la
naturaleza de la materia: el continuista y el atomista. En el primero se subdividía
la materia infinidad de veces y nunca se llegaba a un punto de origen o unidad
fundamental. En el segundo si se podía llegar a una partícula mínima de materia
y a dicha partícula se le llamo átomo.
El primer modelo
era defendido por Aristóteles y el otro modelo por filósofos como Demócrito y
Leucipo que provenían de las ciudades griegas de Asia menor. Luego de que estas
ciudades cayeran en manos de los persas muchos de estos pensadores se fueron
refugiados a las ciudades griegas en el lado europeo del egeo como Atenas o
Tebas por decir algo (no a Esparta porque allá no gustaban mucho de ese tipo de
refugiados). Aristóteles prevaleció
debido, entre otras, a la caída de las ciudades griegas asiáticas como Mileto
fortaleciendo la explicación más idealista y menos materialista de las
ciencias, ya que esta última provenía de las ciudades caídas, bueno, Esta es
una teoría entre varias. Esta la leí hace tiempos en un libro al respecto.
Sin ahondar mucho en la historia subsecuente
ya que es larga (no aburridora pero no va al punto), llegamos al siglo XlX donde
a finales parecía que ganaría el atomismo, a pesar del éxito de la teoría
clásica Newtoniana de las ondas. Ya se conocía un modelo atómico no definitivo
pero iba en desarrollo (incluso hoy se sigue desarrollando además). Por otra
parte la base del modelo continuista que era el fenómeno ondulatoria tenia
graves problemas para explicar cómo se propagaba la luz en el vacío así que se ideo un fluido muy
tenue (el éter) pero las características de esta sustancia eran bastante
contradictoria: por un lado ser tan tenue que no fuera percibido por los
sentidos y por otro tan rígido como el acero así que la existencia de tal medio
fue descartado, o mejor dicho, ser muy complejo para ser una hipótesis a tener
en cuenta (no necesariamente falsa, ya que en la ciencia para declarar algo
falso o inexistente debe probarse tales hechos).
Ya en el siglo XX
se estableció un modelo exitoso del átomo. Sin embargo se descubrió que las
partículas no solo se comportaban como tal sino que a la vez se comportaban
como una honda. Esto es algo de lo más extraño: se comportaba como dos cosas
completamente opuestas que provenían de ideas opuestas sobre la materia, es
como ser el día y la noche al mismo tiempo. Al final del curso se llegaba a la
conclusión de que ese gran problema, sobre el que se creó todo el edificio de
la ciencia moderna, no se ha solucionado.
Y he aquí algo valioso.
Puedo decir que igual que como con el curso de termodinámica, el hecho de
entender los fenómenos electromagnéticos y la trama de las ciencias (aquí
incluso más vivida y profunda) fueron grandes revelaciones. En este caso
tenemos una tercera: el hecho que así ha veces no se dirima la discusión, por
el simple hecho de proponerla se consiguen los frutos. Si bien no se ha logrado
zanjar esta importante discusión, son evidentes los beneficios que como
humanidad obtuvimos de ella.
Todas las cosas
hacen parte de un gran relato. Por eso lo interesante de estos cursos es que la
temática de la materia como tal, era comparada en medio de un relato histórico
del origen de las ciencias pero incluso más importante y que además es algo que
tristemente hoy no entendemos, como se relaciona ella con el resto de la
historia. Por ultimo esta la que para mí es la mejor forma de transferir el
conocimiento, incluso la más antigua: relatando historias, así en el trámite de
una historia se entrelazan otras. Por el interés en unas se llega a la pasión
por otras, la experiencia adquirida por la humanidad en su largo o corto
trasegar por el planeta. En el relato podemos entender las motivaciones de los
protagonistas e identificarlas con las propias. Hacemos propias las experiencias
de los protagonistas en la nuestra propia.
Creo que uno de los
motivos por los cuales decidí relatar y escribir este tipo de historias, es
porque en algún momento creí y todavía creo: que las historias no deben morir.
No solo las del rugby sino las que son ajenas a él, no solo las propias sino
también las ajenas, no solo las universales sino las anónimas. Cada historia
tiene una enseñanza, una experiencia y todos podemos hacernos partícipes,
identificarnos con los hechos, tomar parte de nuestra propia recreación,
adueñarnos del relato y porque no, reescribirlo y al final aportar nuestra
propia trama en la colcha de la historia del universo.
Creo que al mundo
le hace falta que contemos más historias, que nos reunamos más alrededor de la
hoguera o la estufa, en un cuarto o la naturaleza, alrededor de los ancianos,
de los amigos o de los niños; no dejar morir la historia y permitir que viva
para que sea enriquecida. Renunciar a ellas para que quien la reciba la
enriquezca. Enseñar con ella y mediante ella.
Recuperemos el
encanto del relato y compartamos los nuestros cargados de magia, en boca de una
anciana en un claro de la selva o en un abrigo rocoso donde además los relatos
permanecen pintados; o las historias de nuestros abuelos cargadas de pasado, de
magia y de experiencia. En nuestro tiempo
peligran incluso los grandes relatores que podían como los grandes maestros
llevarte a la vivencia de la historia como propia. Grandes maestros no solo del
saber sino de la experiencia. Se desacreditan las historias, solo existen las
ilusiones del futuro, de desecha la experiencia del pasado.
Creo que hoy
deberíamos arriesgarnos a relatar, a contar, a no dejar tanto en manos de lo
fútil, de lo corto y pasajero. Apostar más a la eternidad que se plasma en
reconocer que nuestra propia mortalidad, ser una parte de un gran relato en el
cual nuestro papel siempre será corto pero que al hacer parte de él nos
pertenece. No siendo más los conmino nuevamente a escribir y relatar más
historias, tómense el tiempo de contarlas a sus hijos, sobrinos, amigos alumnos
o como es mi caso por este medio que se hizo para todo menos para ello pero del
que deberíamos apoderarnos para hacerlo.
Y aquí termina por
hoy esta historia, me despido por ahora.
LUIS GUILLERMO
ARBOLEDA
Comentarios
Publicar un comentario