EL VIAJE
atardecer en cerrotusa |
A veces viajar
no es solamente salir y visitar un sitio en especial. Es también sumergirse en
un mar de historias que se entrelazan creando una trama memorable. El viaje es la
gran metáfora de la vida y el destino, es muchas veces el vehículo para
renacer, es también algunas veces el sumergirse en la profundidad de nuestro
ser para hallarse y rescatarse. Esta historia es la de un corto viaje que
realice con unos amigos unos años atrás a Cerro Tusa. Cerro Tusa es una
imponente pirámide natural que se levanta en medio del valle de la quebrada
sinifaná.
La primera vez
que vi el cerro fue en un viaje que junto a mi abuela hicimos a Tarso, Un
pueblo cafetero ubicado en el suroeste de Antioquia, donde había nacido mi
abuelo paterno. Creo que la sensación que tuve cuando lo vi fue la misma
impresión que siente todavía hoy lo ven por primera vez.
Mi abuela entonces
me relataba las historias populares acerca del cerro y muchas más. Historias de
entierros indígenas, de espantos y de gente perdida. Para todo el mundo Cerro Tusa
era un volcán en crecimiento que algún día haría erupción borrando todo
Antioquia del mapa. Desde ese momento, cuando tenía escasos ocho años quise
subir y descubrir que tan cierto era, encontrar algún vestigio indígena o porque no, la caldera de un volcán.
Dado que mis
amigos son asiduos practicantes del trekking y uno de sus destinos era el cerro
no perdí la oportunidad cuando se me presento. No solo subiríamos el cerro sino
que además acamparíamos en la cima. Los designios de nuestro destino son de
verdad extraños…La noche anterior al viaje, mientras estaba preparando el
equipaje, me entere que mi abuela tenía cáncer de páncreas y que no tenía
ninguna expectativa de sobrevivirlo, ya que dicho cáncer es demasiado letal. En
medio del desasosiego llegue a la conclusión de que el mejor homenaje era subir
el cerro. El viaje había adquirido entonces un matiz mítico, un encuentro con
mis ancestros. No un solo viaje para conocer, era un viaje de reencuentro.
El viaje estuvo
muy bien. El cerro no es tan exigente para subirlo excepto el último tramo, un
reto duro pero no imposible. En la cima viven unas hormigas que al caer la
tarde son insufribles pero que en la noche se ocultas esperando a quien
atormentar la tarde siguiente. Si la vista del cerro es impresionante, arriba
en la cima es sobrecogedora, podes ver todo el suroeste de Antioquia desde un
mismo punto. La cantidad de estrellas en la noche inunda de luces el manto
negro de la noche. Pudimos ver varias tormentas arrasando el paisaje pero
afortunadamente ninguna sobre nosotros. Después de la tertulia el sueño fue
haciendo su trabajo y al final nos fuimos a dormir. Luego de poder ver un
amanecer de verdad sobrecogedor desayunamos y emprendimos el descenso.
Esto en
realidad es un relato muy breve porque mi interés está más orientado hacia otra
dirección como ya verán. Geológicamente Cerro Tusa es lo que se llama un cuello
volcánico, el residuo de la caldera de un volcán extinto hace ya muchísimo
tiempo. La cultura popular siempre ha dicho que
es un volcán y no esta tan lejos…solo que ya está extinto, es más, lo
que vemos solo son los restos de esa antigua bestia geológica caída, una
antigua isla que había emergido mientras la cordillera de los andes luchaba por
levantarse del fondo del mar para rasgar el cielo tal cual hoy la vemos.
El llano donde
hoy se levanta el cerro era un mar somero .Un mar somero es un mar poco
profundo y calmo, aunque hablar de calmo en este caso es solo un eufemismo. Era
un lugar plagado de islas y donde las placas tectónicas se envestían furiosas
destruyéndose entre sí, mientras de sus restos se formaba la cordillera. En
medio de esta furiosa lucha se producían tsunamis poderosos que arrasaban las
islas arrastrando todo lo que había en ellas, así los grandes árboles eran
arrastrados al fondo del mar donde se apilaban y tiempo después los dos
alquimistas geológicos, la temperatura y la presión, transformarían los poderosos árboles en carbón. Todavía hoy
puedes ver los otrora gigantes arbóreos petrificados en el techo de una gran
cantidad de minas que hay en la región.
Al ascender lo que ahora es nuestro país y lo
que hoy es panamá, se cerraba la comunicación entre los océanos atlántico y pacifico
alterando las corrientes marítimas y con ellas todo el clima mundial. Debido a
ello comenzó la desertización del Sahara y áfrica se hizo más seca destruyendo
el jardín primigenio donde crecería años más tarde la primera humanidad y que
al final obligaría a las migraciones fuera del antiguo hogar africano y dar
inicio a la historia. Así que paradójicamente la aparición de Colombia
represento el inicio del éxodo, el viaje primigenio que al fin nos hizo lo que
somos. Esto sucedió hace sesenta millones de años así que además coincidió con
la desaparición de los dinosaurios. Probablemente mientras el asteroide dejaba
su estela de muerte el drama geológico estaba en su cenit.
Ahora se pueden
ver los restos de esta hecatombe solo que 1200 metros sobre la cordillera. El
paisaje tanto arriba como en el llano es sobrecogedor. Y fue por este lugar fue
por donde mis antepasados pasaron de su lugar de origen en el oriente hacia las
nuevas tierras que se abrían en el sur.
No buscaban un
encuentro consigo mismo como era el caso de mi viaje sino la oportunidad de
crear un nuevo mundo, una mueva vida, una nueva oportunidad fuera del ya
sobrepoblado oriente. Eran campesinos pobres que al no tener oportunidad de
contratar trabajadores optaban por la opción de engendrarlos. Luego de que los
hijos habían alcanzado la edad suficiente, se buscaba la forma de no repartir
la herencia (igual si se repartía entre tantas bocas no quedaría nada al final)
era entonces usual que tanto mujeres y hombre si no se convertían en religiosos
debían casarse y partir (si mucho se aceptaba la hija solterona que cuidaría la
vejez de los padres).
El ciclo se
repetía con cada generación y se multiplicaba así que todo el mundo fue hacia
las zonas despobladas del sur. Esta marejada humana se apalanco en el oro de la
mina de El Zancudo en Titiribí (que también es visible el cerro a lo lejos). A
diferencia de la mina de la Frontino Gold Mines que era de los ingleses y la
cual fue entregada como parte de pago por la deuda adquirida por la independencia,
El Zancudo era de inversionistas privados criollos que junto con el gobierno
provincial decidieron no solo invertir en la colonización antioqueña sino en la
naciente y prometedora industria del café y la primera banca.
El artífice de
esta historia fue un personaje que pocos antioqueños conocen. Su nombre era Pedro Justo Berrio. Como gobernador
del entonces Estado Federal de Antioquia, dirigió el estado en medio del caos
de lo que entonces se llamaba los Estados Unidos de Colombia (como se llamó por
un corto tiempo nuestra nación) en un periodo conocido como la republica
liberal radical. Llego al poder luego de derrocar al gobernador liberal Pascual Bravo. La constitución de aquel
momento (la constitución de Rionegro) permitía que los estados soberanos
incluso se hicieran la guerra entre ellos, así que efectivamente se mantenían
en guerra (creo que si hoy lo permitieran estaríamos igual).
Lo primero que
hizo Berrio fue formar un poderoso ejército utilizando la enorme cartera que tenía
gracias al oro de El Zancudo, más nunca hizo la guerra, simplemente lo uso como
medio disuasivo. Esto en cierta forma fortaleció el aislamiento histórico de la
región y además el, al ser muy conservador en su fuero personal, Influencio en
el mismo camino las costumbres de la provincia. Sin embargo fue extrañamente
pragmático y progresista. En medio de esta paz armada se decidió por dar un
paso al frente.
Berrio no solo
trajo una paz que era extraña al resto del país, también la expansión de la
frontera agrícola y la creación de la naciente y prospera industria del café (que
por un siglo seria la base de nuestra economía). Fue además el quien trajo al
ingeniero Cisneros para que comenzara los trabajos del ferrocarril aunque dicha
obra comenzó unas décadas después. El ferrocarril, que también pasa cerca del
cerro, ayudo a romper el encierro al que nos sometían las poderosas montañas conectando
Antioquia con el Océano Pacifico.
Como parte de
sus políticas progresistas creo un programa de becas en los Estados Unidos de Norte
América para formar los ingenieros que entonces necesitábamos. Uno de ellos fue
un ilustre antepasado mío: José María Villa, quien construiría el puente de
occidente.
Habiendo pasado
múltiples peripecias en los estados unidos para terminar su carrera y
posteriormente trabajado en la construcción de puentes en los Estados Unidos,
regreso al país. Entonces se le encomendó la construcción del anteriormente mencionado
Puente de Occidente. En el punto hay todavía un poderoso remolino que en ese
entonces no se dejaba dominar. Comienza así la construcción del puente que
uniría a Santa Fe de Antioquia con Sopetrán atravesando el indomable rio Cauca.
Un tiempo
después de iniciar la construcción el gobierno envió unos funcionarios a
verificar como iban las obras del puente y al llegar los funcionarios solicitan
los cálculos. José María les entrega unos papeles sucios y arrugados y para mayor
asombro de los funcionarios vieron como el ingeniero realizaba los cálculos en
las playas del rio. Mi brillante antepasado tenía una extraña idea del orden.
Los
funcionarios reportaron las alarmantes nuevas noticias al gobierno central, comunicando
sus dudas y poco tiempo el proyecto paso a manos de unos alemanes. El remolino no
tardo en derrotarlos y ante el rotundo fracaso José María fue llamado
nuevamente. José María se había enterado previamente que a los alemanes les
pagaría una suma sustancialmente superior así que les puso como condición que
sus honorarios serian iguales al pago pactado con los alemanes y que además le
pagarían a un “bartender” (dígase mozo de copas) cuya única tarea era andar
detrás de el con una bandeja con una botella de aguardiente, seguramente
destilado en alguno de los alambiques “ilegales” que pululaban en la provincia.
Y es que mí antepasado además de brillante y desorganizado tenía un gusto
especial por el “chupe”.
En el tiempo
esperado el puente se terminó y mucha
gente todavía estaba dudosa de la funcionalidad del puente, así que José María
hizo subir al puente seiscientas reces mientras él toda la mitad del puente, tocaba
el violín (poco tiempo después le ofrecieron un ministerio pero él lo rechazo
ya que él prefería dedicarse a sus amados puentes que al poder).
Aquí terminamos
nuestro relato, que podría ser mucho más extenso, pero el entramado ya sería
demasiado complejo para ser apreciado. Y es que existen varias realidades que
se cruzan y cuentan historias paralelas; desde la silenciosa historia de la
naturaleza a veces tan eterna que parece estática, pasando por la historia de
seres humanos que pasaron por ahí hace
ya mucho tiempo y cuya memoria fue ya barrida por los vientos del olvido
llegando hasta la propia que al final tiene muchas capas igualmente.
Este viaje (el
físico) es la metáfora de nuestro viaje
(la vida, la experiencia), uno donde nos hacemos uno con nuestra historia. Si
somos un poco perspicaces descubriremos el hilo que nos ata al pasado y al
futuro y más allá al principio intangible, es la búsqueda de nuestra esencia
que se ha perdido sepultada por lo cotidiano. Somos más de lo que vemos en el
espejo, somos la suma de muchas historias reflejadas en el gran mar de la
eternidad.
En honor a mis
abuelos…LUIS GUILLERMO ARBOLEDA
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