DANDOLE VUELTAS A LA AREPA DE HUEVO

bueno...ya que no se pudo arepa de huevo...


Esta historia inicia mientras estoy haciendo unas arepas de huevo. En esta época de fritos, de sanciones y demás folklorismos criollos, una empanada o  porque no, una arepa de huevo siempre será bien venida. Así que un día en medio de antojos, decidí ponerme en la tarea de hacer unas cuantas de ellas.
La arepa de huevo, como muchísimas preparaciones culinarias de Colombia, es completamente mestiza. Por un lado está la arepa que es un pan de maíz cuyo origen se lo disputan Colombia y Venezuela pero que si se hiciera honor a la verdad,  habría que darle la primicia a los karib o caribes, ya que la palabra viene de un vocablo de dicha lengua, así entonces que es muy probable que el origen sea compartido entre los dos países. Para los nativos de estas tierras la arepa era la base de la alimentación, completamente indispensable. Del huevo como tal (me refiero al de gallina tal cual lo utilizamos hoy) sabemos que es de del viejo continente, más específicamente del lejano oriente donde se encuentran los animales salvajes de donde provienen todas las razas domesticas y aunque seguro también los consumían en el nuevo mundo, lo más probable es que no fuese común ya no existía en tiempos de la conquista cría de aves de corral de ningún tipo en américa. La preparación o al menos la fritura es mas de origen africano. Sobre a quién se le ocurrió meter el huevo dentro de una arepa parece que todavía es un misterio.
Habiendo ya ilustrado (cortamente) la historia de esta fritura, retomemos entonces la historia. Como ya dije estaba haciendo unas arepas de huevo en mi casa (ojo no en la calle no sean mal pensados, no se violó la ley para hacer esta historia) para calmar mi antojo de hacerlas y comerme una. Hacerlas no es tan complicado, pero requiere de cierta “maña” que es indispensable para que todo salga bien en este propósito. Ya las había hecho antes así que no le vi problema y procedí entonces a dar el primer paso que fue hacer la masa. Luego de eso, se debe hacer la arepa y freírla en aceite a alta temperatura para que se ampolle o al menos así le digo yo cuando al freírse la masa se genera algo de gas que a su vez forman burbujas en ella. Cuando digo que las había hecho antes es cierto aunque en realidad solo un par de veces así que tampoco era el más experto en la hechura de este plato y lógicamente no puedo ser llamado “arepadehuevologo” titulado, pero bueno, podía tenerme al menos algo de confianza. Estando en este punto de la preparación, agregue el aceite justo pero al final fue demasiado poco como pude luego corroborar. Todo ello porque no quería gastar demasiado aceite.
Tenía mis dudas pero bueno, lo probé así. Hice la primera y la puse a freír en el aceite. No pasó nada y se hizo perfectamente. Hasta ahí estaba todo bajo control. Así que hago la segunda e igualmente la pongo en el aceite…todo iba muy bien, como de costumbre el aceite caliente burbujeaba con furia y se oía el rechinar clásico que se produce cuando algo se fríe, como si fueran el rechinar de dientes de una pobre alma que se debate en la paila mocha. Repentinamente el furioso accionar del aceite caliente sobre la masa se detuvo. Las burbujas y el chirrido cesaron. Entonces comencé a ver qué había sucedido. La graduación del gas, estaba igual, el fuego igualmente se veía normal, al menos a simple vista. Claro que todo ello  debía tener una explicación lógica a menos que existiera una espacie de diablillo de la arepa de huevo o una nave alíen con un rayo enfriador de aceite diseñado para enfriarlo cada que alguien decida hacer una arepa de huevo.
Al ver que todo andaba bien aparentemente y bastante extrañado, me demore un rato en dar con la explicación del porque se enfrió tan repentinamente el aceite y de repente di con ella. Resulta que en ese instante recordé un comentario que un amigo había hecho de algo que había escrito anteriormente donde contaba una historia de Horacio “el loco” Uribe. El comentario a su vez me recordó cuando “el loco” explicaba la diferencia entre calor y temperatura, algo que en el sentido común (que no es común ni mucho menos sentido) es lo mismo. Ahora resulta que en realidad son dos cosas bastante diferentes. “el loco” siempre preguntaba luego de encender una cerilla, donde había más calor, si en el polo norte o en la cerilla. No faltaba quien respondiera (como lo dicta el “sentido común”) que en la cerilla.
En realidad es al revés e intentare explicar esto en términos coloquiales: el calor es la cantidad de energía que hay que entregarle a un cuerpo determinado para que logre llegar a cierta temperatura pero esta energía depende de la cantidad de masa que tenga el cuerpo en cuestión. Así a más grande el cuerpo, mayor calor habrá que entregar para lograr que suba la temperatura. Entonces si bien el polo norte está a una temperatura bajísima en comparación de la cerilla tiene una masa infinitamente más grande que nuestra humilde cerilla así que el calor necesario para hacer variar la temperatura así sea una millonésima de grado en el polo es muchísimo mayor que el requerido para los cientos de grados que tiene nuestra cerilla (espero no hayas encendido una mientras relataba esto porque seguro ya se apagó o te quemo los dedos si la tenías encendida).
Esto en la termodinámica se conoce como la primera ley. La segunda es la ley del fin del mundo e introduce algo que se llama entropía que palabras más o palabras menos, es la medida del desorden o del orden de un sistema. Bueno, esa es una descripción algo fría y no tan entendible desde “el sentido común”. Nuevamente buscaremos imágenes cercanas a le experiencia sensorial que es lo que de verdad es el tan famoso sentido. La entropía mide el desorden de un sistema termodinámico pero dicho desorden está fuertemente relacionado con el equilibrio térmico y este a su vez con la capacidad generar un trabajo o de un cuerpo entregarle calor a otro. Un ejemplo…si tengo una masa fría de arepa de huevo por un lado y aceita caliente por otro, este le entregara calor hasta que la temperatura de ambos se iguale luego será imposible que le ceda más. Esto último se llama equilibrio termodinámico y es lo que nos pasara a todo el universo cuando las pailas de aceite caliente de las galaxias le hayan cedido todo el calor posible a la arepa de huevo del espacio que las rodea. En ese momento cesara toda actividad y el universo estará en un desorden (o el orden dependiendo de la óptica que se mire) algo así como la paz del señor…si es que eso existe. En este punto dirán que este calvo pendejo tuvo que aplicar toda una disertación sobre las leyes de la termodinámica para hacer una simple arepa de huevo pero la discusión va más allá.
Regresamos por segunda vez a la preparación de la arepa de huevo. Luego de ello decidí entonces simplemente agregar más aceite a la paila porque básicamente era muy poco y se enfrió rápidamente al ir echando las masas ya que estas adsorbieron el calor rápidamente de una forma tal que no podían recuperarlo  ya que al ser poco el aceite igualmente era poco el calor, que tan simple era explicarlo no?. Esa masa quedo “pasmada” como podría decirse cuando no se ampolla y entonces se tuesta en el aceite, así como también quedara pasmado el universo en unos cuantos miles de millones de años. No tuve entonces más remedio que echar una nueva, eso sí, luego de que la temperatura llegara al nivel necesario y lógicamente, agregar más aceite. Esta vez un tuve ningún inconveniente y cuando se ampollo le hice su respectiva cortada cual cesárea e introduce el embrión de la espacie aviar descendiente de los dinosaurios de corto vuelo que se ve en todos los patios de las casas de campo, en otras palabras un huevo de gallina.
La razón de toda esta retahíla es que es increíble que las aves son las especies vivas más cercanas a los lagartos terribles del jurásico, que por cierto se clasifican en el extinto orden de los ornitisquios o mejor dicho: de  las pelvis de pájaro. Son incluso más cercanas a ellos que los mismos lagartos y el resto de espacies sobreviviente de esta clase (reptilia). Seguro perseguir una gallina en un galpón pueda ser lo más cercano que uno podría tener a una aventura jurásica y poder ver al terrible tiranosaurio rex persiguiendo su presa, en este caso, una simple lombriz. No queda más que pensar si depronto de este huevo nacería el John Connor de los pollos, el que los liberaría de la skynet humana devolviéndoles la supremacía de la tierra a estos descendientes de sus antiguos amos. Bueno ya no será, en verdad estaba delicioso.
Llegamos a este punto, ya consumida dicha arepa, luego de hablar del origen de ella, de la explicación termodinámica de porque no se ampolla una masa en aceite y otra biológica sobre el origen del huevo (primero fue el dinosaurio, luego el huevo y por último la gallina como podemos ver) en el simple acto de hacer una masa de maíz frita rellena con un huevo. Algo que seguro una señora de Luruaco (departamento del atlántico) no hará y menos necesitara para hacer cientos de arepas que allá se hacen y que son tan famosas. Sin embargo podemos ver como las realidades siempre se superponen para hacer las historias, que la realidad es más compleja de lo que podemos imaginar muchas veces, de los matices que tiene las interpretaciones de la realidad.
Posiblemente esa capacidad fue la que le falto a los policías cuando ocurrió el hoy famoso hecho de las empanadas más caras del mundo. Hoy mientras escribo esto, para interpretar la realidad por encima de una norma bastante lejana de ella tanto que raya en lo absurdo nos muestra hasta donde debemos mejorar nuestra percepción de la realidad incluso por encima de sensorial.
Para finalizar además de la aplicación de la termodinámica para hacer frituras nos queda, creo, la inquietud de ver la realidad tres pasos más allá de lo evidente, ser más sensibles al mundo y ser capaz de mirarlo desde distintas ópticas, y sobre todo de cada que pueda disfrutar con moderación del sabor de una arepa de huevo bien hecha sin que la policía te multe y sin pensar tanto en la termodinámica y mucho menos en el fin del universo.


Comentarios

Entradas populares de este blog

Quantum solaris - segunda parte: La edad clásica y el desprecio por la energía.

quantum solaris- parte cuatro: la segunda revolución

Quantum solaris - primera parte: el inicio de la carrera energética-