EL GUARDIAN DE LA PUERTA


Si esta historia se les hace parecida están en lo correcto. Alguna vez en otro relato la conté pero bueno… así son las historias. Ellas solas aparecen y desaparecen e incluso como en este caso reaparecen caprichosas y encantadoramente volubles. Lo cierto es que  esta es la historia de un sueño que tuve alguna vez. Resulta que en él se me presento un extraño ser del cual guardo un recuerdo borroso. Este ser obscuro me dijo que debía buscar un árbol del que brotaban unas flores rojas. Ese era el árbol del incubo y las flores eran la sangre de un dragón.
Desperté al otro día tranquilo, tome un café para luego Salir a trotar en dirección al cerro Nutibara como acostumbraba en ese tiempo. Mientras trotaba y  cuando no tenía que estar pendiente de que no me atropellara un auto mientras trotaba como paradójicamente le paso, mientras escribo esto a  un atleta keniata el cual fue atropellado mientras corría la maratón de mi ciudad, Medellín el extraño sueño retornaba a mi mente, rebotando de un la do a otro como pelota de tenis.  Después de atravesar toda la avenida 33, comencé a subir el cerro y resulta que  estando a la altura del teatro Carlos Vieco vi un árbol de caracolí con unas flores rojas muy brillantes (realmente más naranja que rojo pero de un  color bastante vivo cercano al rojo eso sí). No pude dejar de pensar y aun lo pienso, fue una gran revelación. Seguí rumbo a la cima del cerro a terminar el trayecto que me había propuesto no sin comenzar a pensar y darle vueltas a todo lo ocurrido tanto la noche anterior como al suceso de la flor.
Ya de bajada pase al lado del árbol y para mi asombro pasaba alguien con una camiseta de un grupo de rock que si bien no me gusta en lo más mínimo, si me impresiono bastante por el nombre de ella: tenía una camiseta de Incubus. Entonces sin pensarlo mucho cogí una flor de aquel árbol y emprendí el retorno a mi casa. Al llegar la guarde en un sitio seguro  y todavía hoy la atesoro. Seca y maltrecha, está en una pequeña bolsa negra que hice para el propósito.
Si bien al principio creí que era algo mágico y sobrenatural (lo es? No lo es? Quien sabe), hoy pienso que muy posiblemente fuera una idea creada por mi mente ante la necesidad de buscar respuestas. Un hecho mágico más no necesariamente sobrenatural. Posiblemente  Sugestionarme con el tema no es difícil para mí  ya que soy desde hace mucho tiempo un afiebrado con los temas mitológicos. El tema del árbol, del dragón y de bañarse en su sangre es muy común en todas las mitologías en especial las indoeuropeas aunque no es para nada exclusivo de ellas. El árbol y las flor roja pudieron fácilmente estar ahí y ser interpretados, ya la camiseta de Incubus es otro cuento, posiblemente una casualidad afortunada.
Igual más allá de lo que pueda yo pensar es indudable que fue una situación llena de magia, entendiéndose esta no como algo sobrenatural sino como un hecho sobrecogedor y transformador, alquímico por así decirlo. Una de las tantas historias que van en ese dirección pero seguro la más conocida es la del Sigfrido y el dragón. Sigfrido o Sigurd dependiendo de la tradición, mata un dragón y se baña en su sangre lo cual le da el poder de la invulnerabilidad. Lastimosamente para Sigfrido mientras se bañaba le cayó una hoja de tilo en la espalda y ese punto por ende se convirtió en su punto débil como lo era el talón para Aquiles, a quien su madre había bañado en las aguas de la laguna estigia para obtener igualmente la invulnerabilidad. No es ninguna coincidencia…es solo la misma historia contada en otro lado con distintos protagonistas pero con el mismo inicio, trama y desenlace.
Generalmente el dragón simboliza la naturaleza primigenia, el origen, la tierra. El héroe la vence para adquirir el poder de ella, con su carne y sangre reconstruye un mundo al que se transfiere el poder del ser primigenio (generalmente el dragón o la serpiente son los simbolismos más usuales de lo primigenio). La hoja de tilo representa la debilidad que conduce al héroe hacia su destino, lo cual es en fin necesario para cerrar el ciclo trágico (la hibris), cerrar el ciclo para ser liberado (la catarsis).
Muchas veces el héroe somos nosotros y el reto es vencer una situación en particular, ir a lo desconocido, como ya había contado en otra historia, hacia el misterio. Un mito griego muy conocido al respecto es el de Edipo o más en particular el encuentro con la esfinge cuando iba camino a la ciudad de Tebas. La esfinge es un monstruo primigenio, es el misterio. Para dejarlo pasar la esfinge le da un acertijo y obviamente si lo resuelve puede continuar el tránsito de su aventura. La pregunta era cual es el animal que cuando esta joven camina en cuatro patas, luego cuando crece en dos y por ultimo al finalizar su vida en tres. La respuesta fue el ser humano. Al responder el acertijo, Edipo dio un paso hacia su propio misterio, el tránsito de su vida.
En la vida siempre encontramos encrucijadas en donde debemos tomar decisiones. Muchas veces esas decisiones son las correctas otras no. Pero más allá de eso nunca podrás pasar la vida sin tomar decisiones así intentes postergarlas, el momento de tomarlas llegara tarde o temprano. A la larga esta es una metáfora acerca del proceso de aprendizaje y así como del de  autoconocimiento. Seguro el mundo que marduk construye con los huesos y la carne de Tiamat es el suyo propio. Su mundo interior. El reto es el misterio o el límite que debe ser superado.
En los relatos siempre aparece un extraño personaje que entrega las claves para que el héroe resuelva el misterio: el maestro. El papel del maestro esta generalmente ligado a esta empresa. Es él quien te da las claves para enfrentar la coyuntura o al menos eso es lo que esperas. Así cuando te enfrentas al misterio aparece y te entrega el acertijo que es la clave que debes interpretar para resolver el misterio. Ahora, más allá del maestro, la última respuesta siempre está dentro de nosotros que tomamos en últimas un camino y ese camino está ligado definitivamente a nosotros: nosotros somos el camino. Muchas veces él es a la vez,  ese monstruo mitológico que como ya dijimos representa el misterio.  Él se ofrece a sí mismo a quien asume el reto y quien demuestra la templanza para enfrentar el miedo que infunde. Enfrentarse a él es saltar desde la borda pero al final se encuentra con que más allá de la superficie del mar yace una nueva realidad.
El maestro es quien debe cumplir con la labor del guía hacia el misterio y este debe ser interpretado por cada quien de acuerdo a sus reglas internas. Es el guardián de la puerta. Su misión es dar la llave y las claves pero quien se apresta a traspasar la puerta y debelar el misterio es cada quien. Es el  guía hacia el misterio, quien expone el enigma que debe vencer el héroe para poder partir hacia el misterio y retornar hacia su mundo con el conocimiento que permite ampliar el círculo. En la historia de Edipo la esfinge cumple además de la función de misterio la de maestro, ya que entrega el acertijo, entrega las llaves para que Edipo pueda abrir las llaves del misterio, así como en mi historia lo era el oscuro personaje que me relata el misterio de la flor en mi sueño. Posiblemente era yo mismo enseñándome a mí mismo el camino.
Entender esta metáfora nos dará varias claves importantes para nuestra vida. La primera es que somos héroes que intentamos construir nuestro mundo tanto interno como externo, o que deberíamos serlo y extender ambas dimensiones hacia el misterio. En el camino debemos encontrar al maestro el cual muchas veces resulta ser que somos nosotros mismos, Para que nos entregue el acertijo que debemos interpretar para traspasar las puertas hacia el misterio.
 Seguro muchas veces para resolver nuestros problemas deberíamos escucharnos más a menudo porque seguramente la ayuda que requerimos esta en nosotros mismos y la barca que nos llevaría a los lugares que deseamos, nos enteramos después de tanto buscarla, la teníamos desde siempre debajo de nuestros pies.
Por otra parte también ella nos cuestiona como entrenadores, maestros o tutores: son nuestros discípulos quienes al final tienen la respuesta: simplemente somos quienes propiciamos las condiciones para que ellos la encuentren.
Para terminar, vale resaltar algo que ya habíamos dicho: siempre el verdadero conocimiento vendrá de la interpretación propia que cada quien haga de la realidad aunque ellas entren en conflicto con otras interpretaciones, de sobrepasar el terreno conocido e ir hacia los lugares sombríos para ellos traer la luz. Esto se antepone ante la idea del maestro como la persona que solo trasmite una idea.
Busquemos entonces todas esas respuestas que anhelamos en el lugar donde siempre estuvieron y donde no sospechábamos que estaban… Dentro de nosotros mismos. Es donde deberíamos ir más a menudo a pesar de las sombras azarosas que lo cubren todo allí.  Naveguemos por los sombríos mares de nuestra alma, hacia las tierras que nos prometimos conquistar.
LUIS GUILLERMO ARBOLEDA V.

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