ANTES DE QUE AMANEZCA

Primero que todo los saludo a todos. hace rato  no les traía algo nuevo pero ya entenderán.  esta entrega es con todo el amor del mundo y ya fue publicada en un muy buen proyecto que me encantaría miraran. somo varios autores y pueden encontrar la versión en francés. gracias Lauereant Palau por hacer realidad este proyecto. como siempre después de que se mira en el tiempo uno quiere cambiar las cosas así que me tome la libertad de hacer unos pequeños cambios. ellos  en este caso son de forma mas no de fondo. este es el enlace donde podrán ver el Ebook.

 https://versiontraduccion.weebly.com/noticias.html



No es raro que siempre esperemos el amanecer. Somos animales diurnos y la noche nos despierta nuestros más profundos temores porque es en la noche es donde yacen los depredadores, la muerte, la nada. Está lo que no puedes ver y que solo puedes imaginar pero  hoy, como humanidad, seguro nos levantamos y miramos la noche, una más profunda y obscura que de costumbre, es una sin estrellas ni luna y en medio de la nada Pero esta noche aunque temida no es sino una sucesión de noches y amaneceres.

La peste no es algo nuevo. Los gérmenes de todo tipo siempre han estado presentes yendo y viniendo, algunas veces con más ahínco otras con tanto sigilo que incluso llegamos a olvidar su existencia, sin embargo, Dicen que las pestes o al menos muchas de ellas llegaron cuando domesticamos las plantas y animales y entonces sus gérmenes se hicieron nuestros gérmenes y los nuestros los de ellos en ese nuevo orden que creamos a nuestro gusto y quién sabe si a disgusto de ellos al que le dimos el nombre de civilización.

Cada pueblo de la antigüedad vivió la peste y sufrió su desconsuelo ¿cómo olvidar la gran peste negra por ejemplo? Es imposible, aun hoy, no pesar en como redujo a la nada la población de Europa a mediados del s. XlV en algo menos de diez años y esta no fue la primera, porque ya roma había sido arrasada antes por dos episodios particularmente fuertes: la antonina y la justiniana. Luego la peste arraso américa, polinesia y Australia con los gérmenes que llegaron con los conquistadores y colonizadores.

La peste solo paraba cuando se cansaba, cuando los pueblos afectados podían equilibrar la balanza ya que Biológicamente los seres vivos se defienden de los gérmenes cuando desarrollan los antígenos que le permiten identificarlos y sin este retrato hablado ellos pasaran inadvertidos pudiendo recorrer a sus anchas el cuerpo desprevenido del infectado. Es extraño que el virus no tiene vida propia, es un simple fantasma con identidad pero sin cuerpo y como en una película de terror de serie b necesita poseer un cuerpo para ser y luego lo tiene que matar para poderse perpetuar y al final este oportunista es hallado. En este momento llega a una tregua donde ambas partes deciden no destruirse. Así parten entonces hacia el anonimato esperando una nueva oportunidad.

La renovación y esta sucesión de guerras y paces es normal en el mundo biológico que solo busca, mediante la competencia; mantenerse, perpetuarse y renovarse sino que es parte del cambio necesario pero no necesariamente aceptado y menos para el ser humano que aunque racionaliza estos sucesos también proyecta sus temores al respecto. Pero la peste los enfrenta a esos temores de frente y nos obliga a dejarlos atrás. Es una renuncia obligada y muchas veces necesaria.

En el pasado, a pesar de la tristeza que causo, también ocasionó cambios y algunos buenos como algunos no tan buenos y en especial para quienes perdieron con los ellos pero sin embargo juzgar la historia y más aún el devenir de la biología, es algo en lo que a veces la ética se queda corta y es ahí donde encontramos el primer problema. La ética, lo que el ser humano considera bueno o malo, algunas veces no es compartida por el mundo natural.

es aquí donde encontramos la peste en el mundo moderno. Son varios referente que van desde el cólera que obligó a mejorar los sistemas sanitarios de las grandes ciudades en las que antes de ellos fallecían casi tantas personas como llegaban a ella de los campos, hasta la gripe española. Esta fue la última peste que cobro mínimo la vida de veinte millones de almas pero pudieron ser muchas más. Esta peste fue originada por una cepa del H1N1 que hoy es más bien casi inofensivo, Sin embargo, esa vez afecto mayormente a la población de veinte a cuarenta años, ya que esa generación no había sido expuesta a los virus de esa cepa según parece aunque para la gran mortandad causada paso inadvertido porque el mundo apenas se estaba terminando de despertar de una carnicería debida a un mal mayor que la propia peste. Esta es la guerra.


Comparado con las anteriores nuestra actual pandemia es mucho más que modesta. Pero entonces porque nos afecta tanto? La razón es que más que atacarnos a nosotros (lo hace, no voy a negarlo) ataca nuestra visión del mundo y la que hemos desarrollado de nosotros mismos. Por un lado ataca nuestra forma de vida inmersa en la globalización donde cuando alguien toce en china otra le dice salud en california y lo otro es porque nos pone de frente ante nuestros temores y los logros que como especie hemos alcanzado.

La contradicción entre mantener la economía que depende más que nunca de intercambios de todo tipo y los logros alcanzados: la lucha contra nuestro más profundo temor (la muerte) y la idea de un mundo plural donde prevalece el ideal de humanidad nos pone contra la pared ante un dilema que antes fue más la supervivencia como especie, el designio de la biología.

 Solo nos queda especular sobre un nuevo mundo y una posible conciliación. Esto es lo que resta antes del amanecer y cómo será el nuevo día y como lo viviremos de una mejor manera, Posiblemente, el mundo que emerja no sea el que deseamos. De pronto haya temores nuevos, también economías nuevas quizás profundice cambios que ya se avecinaban como la cuarta revolución, la virtualización de las relaciones y de la economía en general así como el control de la población desde las redes pero más allá de ello nos obliga a una conciliación profunda entre nuestros temores y el mundo más allá de nuestros ojos, el mundo natural que siempre tendrá un sol para alumbrar ese nuevo amanecer.

Comentarios

  1. Nietzsche hablaba precisamente de lo indiferente que es el mundo natural hacía el ser humano. Somos nosotros quienes, muy ironicamente, lo degradamos a la vezlo sentimentalizamos. Extraño, ¿no? https://revistaperronegro.com/guillermo-arboleda-antes-de-que-amanezca/

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