LOS NUEVOS DIOSES
Incluso en estos bellos tiempos de iconoclastia hablar de lo
divino es recurrente y por lo tanto es algo difícil de superar a pesar de que con
más de doscientos años de razón hoy nos parezca un cliché del pasado. Hoy en día
la dimensión cosmogónica de la religión está cuestionada muy fuertemente por la
ciencia acorralándola en el pequeño corral del casualismo el cual lentamente va
cayendo según pareciera.
Pero más allá de la explicación del origen del mundo y los
dioses en cualquiera de sus formas como punto central de ello, las religiones y
creencias tienen otras dimensiones e implicaciones: el éxtasis, la moral o la
explicación de sí mismo mediante la experiencia religiosa. Esta última es la
que intentaremos explicar aquí y más importante aún, entender como esa idea ha
mudado hasta nuestros días y la forma en que hoy día afrontamos este problema,
como creamos los mitos de la nueva era y lo que ello implica.
LOS ANTIGUOS DIOSES
Aunque me interesa más el final, para que esta parte del
cuadro se vea bien se debe inevitablemente llevar la discusión a desde sus
orígenes e intentar asumir un tema tan complejo y tan trillado y si se quiere,
escabroso en el cómo ha cambiado la concepción de dios, del paraíso y de la
relación entre él y el hombre. Buscare no fenecer en el intento y me perdonaran
(espero) lo extenso que pueda ser.
Tenemos fuertes indicios de que las ideas sobre dios y la
relación sobre lo trascendental vienen de antes de la historia, entendiéndose
esta como el inicio de la narración del tiempo de manera escrita, de manera que
pudiera prevalecer en el tiempo. Sin embargo los vestigios escritos no son los
primeros y antes de ellos transcurrió una era bastante larga.
Antes de la escritura encontramos entonces el arte rupestre
que tiene un fin completamente religioso según hoy sabemos. Altamira, Lascaux y
otras son ejemplos de la prolijidad del arte rupestre. El arte de los cazadores
refleja una estrecha relación con su presa. La sociedad de cazadores era pequeña, por lo que las interrelaciones eran más débiles. El chamán y el
cazador tienen una conciencia del individuo más fuerte.
Pero hubo un
momento en que el clima cambio nuevamente y las grandes praderas donde pastaba
la megafauna comenzó a desaparecer y los cazadores se vieron en aprietos. Es
entonces donde comienza la domesticación de plantas y animales en el medio
oriente, en lo que ahora conocemos como siria y Turquía y claro está algo más
abajo en lo que conoceríamos luego como Mesopotamia. En las primeras sociedades agrícolas la
densidad poblacional fue haciéndose mayor y las relaciones entre individuos más
complejas y estrechas por lo mismo.
Ya el foco no
estaba en el antiguo chaman que tenía una relación con las fuerzas de la
naturaleza sino con una nueva casta de seres relacionados con la fertilidad,
con la diosa madre. Es por eso que vemos como en casi todas las religiones
existen dos castas de dioses: los primigenios que son relacionados con los
elementos: los titanes, lo vanir, los enanos y gigantes etc. Son vistos muchas
veces como seres violentos, caprichosos y hoscos en comparación de los nuevos
dioses que son bellos y virtuosos y compasivos con el hombre: estos son los
dioses, los aesir y otras castas similares en diferentes mitologías. Asi, el
individualismo y el poder del chaman en concordancia con
los espíritus de la naturaleza son subyugados por el altruismo grupal y los
rituales de la fertilidad. La luna sobre el sol.
Pero los hechos
llevarían pronto a un nuevo cambio. Al final, los incipientes poblados se
convirtieron en estados (en un comienzo
en ciudades estado) que perfeccionaron aún más la observación de los ciclos y
fenómenos naturales necesarios en un principio para controlar los ciclos
naturales, se convirtió en una fascinación verdadera al poderse observar un
orden celestial diferente al caos terrenal y temporal. Esto subordino la tierra
al cielo y se identificó al orden terrenal como una copia o representación del
orden celestial. Asi los reyes pasaron a ser representantes de la divinidad o
incluso, divinidades reencarnadas hasta tal punto que incluso en un principio
se les sacrificaba de acuerdo a ciertos ciclos planetarios y el sol como centro
de este orden tomo entonces el poder.
Como parte de este
orden cada dios desempañaba un papel o representación pero fueron suplantados
lentamente por un dios único, centro de todo orden o al menos así sucedió en
occidente. Así de esta forma, pasa y cae el imperio romano y llegamos a la edad
media donde este sistema mitológico ya estaba muy fuertemente establecido.
LA ERA MODERNA
Ya durante el renacimiento comenzó a cuestionarse la idea
del dios y el modelo basado en el orden
celestial y el nuevo influjo de la cultura tuvo varias consecuencias. El
primero fue cuestionar el orden establecido en ese momento (el teocentrismo) y
colocar nuevamente el individuo en el centro de todo y adicionalmente comienza
el avance de la razón con todo lo que ello implica. Rápidamente se cuestionó el
monopolio de la interpretación del orden divino por parte de la iglesia lo que
llevo al protestantismo, este llevo a que las personas (o al menos los que
estaban bajo la esfera del poder del protestantismo) ahora debían leer la biblia para tener su propia interpretación y tener
esa interpretación propia llevo a que se
debiera al final presentar un debate a la luz de la razón.
Así nace una nueva imagen de dios: dios como origen de la
razón y esta como la luz que ilumina el camino de un mundo centrado en la
existencia de la humanidad y esta como razón última de la creación. Este dios
racional fue al inicio el dios de los protestantes (luego esto se puede
desvirtuar pero es un asunto muy escabroso).
Entonces como una cosa lleva a la otra, llego la edad de la razón y la razón
era ya era a dios lo que antes lo era el espíritu santo. Paulatinamente la
razón fue encontrando la capacidad de explicar el mundo, sus leyes y los
mecanismos de la creación al mismo tiempo que la comprobación de que la ética
no era patrimonio exclusivo de la religión y que podía existir e incluso ser
más apropiado una ética más allá de la religión, una ética laica (Personalmente
creo que la única forma efectiva de garantizar la libertad y los derecho claro
esta es el laicismo). También la revolución industrial cambio las relaciones
económicas y sociales de tal forma que el individuo cuestiono también
fuertemente a la religión como apoyo de la elite representante de la divinidad
en la tierra. La razón entonces termino
de dar un golpe de estado contundente a dios. Ya no se requerían ni la función
cosmogónica ni la ética de la religión y Es por eso que en la segunda mitad del
siglo diecinueve Nietzsche proclama sin pudor: ‘Dios ha muerto”.
Entonces entramos a un siglo veinte donde el ser humano se
encuentra con el cadáver aún caliente de dios. Pero sin embargo, a pesar de
estar libre del yugo de él, lo extraña y entra en desespero. Extraña el éxtasis,
cuando fracasa una sociedad se lo asocia con el alejamiento de la moral, le
sigue dando la razón del sufrimiento a la ira divina aunque pueda explicar e
incluso enfrentar las consecuencias como nunca antes en la historia natural del
mundo había sucedido.
LA NUEVA EDAD MEDIA
El ser humano siente entonces complejo de culpa ante el
asesinato que comete en la persona de su padre y se asume como parricida. Se
sabe ahora libre pero se siente también huérfano además de culpable. Algunos
intentan retornar al pasado y se sienten inseguros en el ejercicio de la
libertad y la soberanía de la propia existencia. Algunos más lo ven como una
oportunidad. Extrañamente la humanidad
comienza a desconfiar de la razón además de los fenómenos sociales y económicos
que comienzan a finales del siglo veinte llevan a situaciones parecidas a las
que de una u otra forma se Vivian en la edad media, claro está y valga la
aclaración, no en lo referente a la calidad de vida o precariedad tecnológica ya
que paradójicamente la calidad de vida y el desarrollo tecnológico están a un nivel
jamás visto.
Los pensadores que
sostienen esto como por ejemplo Umberto eco se refieren a hechos como por
ejemplo, la apropiación del poder de conglomerados económicos en cierta forma
de la misma manera como lo hizo la nobleza militarista luego del derrumbamiento
del imperio romano. Otros grupos alejados de la vida cotidiana de manera
similar a los monjes, se ubican en las instituciones académicas donde además hay
un flujo de nuevos vagabundos y de personas apartadas de la sociedad así como ocurría
en el medioevo. Aparecen entonces tribus urbanas que cuestiona el orden social
como lo hacían frailes y trovadores medievales, un fuerte cuestionamiento tanto
hoy como entonces del orden establecido. Diría yo que hasta la web 2.0 revivió
las supersticiones rayanas en la demencia y alimentan el fanatismo tal cual
sucedía en el medioevo con los predicadores milenaristas.
En esta nueva edad media se requiere la creación de nuevos
dioses que reemplacen a los antiguos ahora muertos, ello debido ahora a la
insatisfacción consigo mismo. Es así que si bien las funciones más relevantes
en el pasado de la religión hoy están en desuso, me refiero a las referidas
función cosmogónica y moral, el ser humando no ha podido reemplazar
efectivamente las características místicas e intimistas que requiere hoy más
que nunca, para liberar las fuerzas internas de su propio ser. Así el ser
humano busca una razón para existir y obrar, relacionar sus deseos y temores a
su naturaleza y sobre todo a la naturaleza del mundo como seguramente lo hacía
un antiguo chaman en las cavernas de Altamira o como incluso hoy lo puede hacer
en Siberia: expresar y entender sus miedos y temores ancestrales (la vida, el
nacimiento, la sexualidad, la muerte) de una forma más interna e íntima que la
simple explicación racional.
Es ahí donde el ser humano ante la muerte de dios se haya
ante una encrucijada hoy día: entre elegir un paraíso sin dios o un dios sin
paraíso
LA UTOPÍA: EL PARAÍSO SIN DIOS
La palabra utopía se la debemos a Thomas moro quien ya muy
temprano (hablamos del renacimiento) describió un mundo autogobernado, perfecto
y donde se encuentra la felicidad. Esta idea sobrevivió hasta nuestros días y
podemos decir que incluso que es hoy buscada por grupos muy numerosos de la
población.
Esta es la imagen más cercana que el hombre contemporáneo
tiene más cercana al paraíso solo que obviamente no lo hallamos en ninguna
dimensión superior o inferior sino en este mundo reconstruido de manera ideal y
extrañamente sin necesidad de un dios.
En la utopía no se busca reconstruir el paraíso a partir de
un dios pero si en una sociedad que satisface todas las necesidades del
individuo, apoderándose de la faceta del
dios proveedor o si se quiere de la diosa y liberado de una u otra forma del
sufrimiento de la vida. Como llegamos allá? Es imposible negar que el aspecto
social de la especie humana ha sido determinante en su éxito como tal. La
sociedad permite el concurso de todas las habilidades humanas y la acumulación
de las experiencias, articular la acciones y claro esta multiplicarla, crea consensos
y acuerdos y al final entrega los dividendos
o se supone debe hacerlo. Para ello establece alguien que cuide,
preserve y medie para que así sea y este es el estado.
A esto sumamos que el temor que naturalmente sentimos ante
la enfermedad, vejez y los demás sufrimientos inherentes a la condición de ser
vivo y pensamos en un lugar más allá donde haya ausencia de todo esto, en pocas
palabras existe la felicidad plena, lo más parecido al paraíso.
Ahora, como ya les relate antes, dios es sacado a
sombrerazos de su propio reino e incluso asesinado más la idea del paraíso es
demasiado regocijante como para renunciar a ella. Asi que se juntan dos ideas
(paraíso y sociedad) y se elimina una (dios) y se obtiene como no señores y
señoras la utopía. Que palabras más palabras menos es una sociedad perfecta,
capaz de satisfacer una felicidad perfecta pero sin existir dios o poder
alguno.
Sin embargo fuimos aprendiendo luego que el estado (y la
sociedad claro está) puede ser secuestrado por intereses particulares y reflejar
lo no tan grandioso del ser humano y su naturaleza. El mito de la utopía es
creado por el deseo de la ausencia de sufrimiento y para ello sería obligatorio
un casi perfecto balance entre las expectativas, deseos y acciones humanas y el
ser humano no deja de ser en el fondo (tan el fondo como su ADN) un primate. Un
animal que pelea por su supervivencia y prevalencia sobre otras de su misma
especie. Hasta qué punto? Pues esa naturaleza media con la cultura aunque ambas
conviven en una pequeña franja llamada epigenética donde una influye sobre la
otra y viceversa.
Aquí encontramos un delicado balance entre egoísmo
(expresado en conductas como la tiranía y el parasitismo) y altruismo, este último
un altruismo familiar en primera instancia y posteriormente un altruismo
condicionado.
Sin embargo este paraíso está hecho a la imagen de los
deseos humanos o más bien de sus temores y siempre su naturaleza termina además
aflorando eso sí, a pesar de la negación profunda de ella. Vemos como en
general se termina tratando de imponer la abnegación a los demás pero nunca se
bajan las banderas del propio bienestar y el ímpetu de la competencia que
representa la selección natural y la evolución de las especies que suena tan
dura a los oídos de los creyentes de la utopía no tarde en aflorar, se
desconoce fuertemente la naturaleza de nuestra especie y se compara la sociedad
humana con la de insectos comunitarios como las hormigas o las abejas, pero
dichos animales guardan un parentesco de hasta el ochenta por ciento de su
genoma, mucho más que el parentesco más cercano que pudiera llegar a tener un
mamífero placentario como el ser humano. Se puede asegurar que la colonia obra
como un solo individuo fraccionado en muchas partes Y es así como vemos que la
lucha entre colonias de la misma espacie es agresiva y despiadada, peor que las
surgidas en los peores brotes de nacionalismo que la especie humana haya vivido
jamás.
Ahora, es la competencia entre individuos de la misma
espacie tan terrible? Pues ello tiene ventajas innegables. Posiblemente
desventajas como veremos a continuación.
LA POSHUMANIDAD O EL DIOS SIN PARAÍSO
Otras personas por el contrario podría extrañar más la imagen de dios que al del paraíso
pero no me refiero ni de cerca a un intento fallido de resucitar el cadáver del
antiguo Aunque no se puede negar (ni lo pretendo) algunos si lo intentan pero afortunadamente sin
suerte.
Descubrimos que
ahora quieren erigirse ellos mismo como dioses y tomar el puesto del antiguo y
desafiar su propia naturaleza representada de alguna forma sus temores: a la
muerte, la vejez y la enfermedad. Algunos buscan la ansiada inmortalidad o la
capacidad de conocimiento total (la omnisapiencia), el poder hacer un mundo a
la medida de sus propios deseos (la omnipotencia).
Podemos ver en el
génesis y demás escrituras sagradas no relatan que desde el origen el ser
humano siempre ha estado tentado a desafiar el orden que la han impuesto (o se
ha impuesto el mismo?) y que relaciona dicha oposición con dios.
Pero más allá de
ello relaciona el orden que la naturaleza le ha impuesto y aquí regresamos a la
muerte, la enfermedad y el sufrimiento. Sin embargo estos a diferencia del
amante de las utopías no cree en un orden paternalista pueda responder a sus
temores. Cree además que el único camino es erigirse el mismo al mando,
destronar a la naturaleza y reemplazar al dios fallecido siendo el mismo el
creador que además se auto crea.
La frontera de la
auto modificación y la modificación de la naturaleza siempre ha sido un temor
para unos la solución para otros. Vista como algo con consecuencias terribles
por románticos como Marie Shelley y su Frankenstein por ejemplo es algo que ha
saltado de los libros a la vida actual. Desde lineo se fueron dando avances
sustanciales para entender la naturaleza de las especies y se fueron dando
avances como el descubrimiento del ADN la descripción de la doble hélice y la
forma como se unían las bases nitrogenadas que la conforman, la codificación
del genoma humano y de las especies. Uno a uno ha ido llevando el conocimiento
y claro está la posibilidad de encontrar la forma desde la cual a partir este
lego biológico, reconstruir un mundo a la imagen y semejanza del ser humano y
sobretodo que responda a sus anhelos y temores.
En el presente las
biotecnologías, entre las que se encuentra la biónica y la edición genética
crispr cas9 abren puertas insospechadas. Ahora hablamos de transhumanismo
(humano modificado), el pos humanismo (una nueva especie autocreada a partir
del humano) y la pos biología un nuevo mundo creado a partir del viejo, solo
disponible para los deseos de una sola especie.
No puedo decir que
varias de las cosas que esto traería no serían malas e incluso deseables y
necesarias. Sin embargo abrir esa caja de pandora (que ya se está abriendo
lentamente). Se crearían diferencias irreconciliables entre los seres humanos
todavía existentes y los pos humanos? Cuáles serían los patrones que se
escogerían para tan profundas transformaciones?. Cuál sería el nuevo camino
para la humanidad o mejor dicho para la pos humanidad y habría un contrapeso
que pudiera balancear la voluntad de unos pocos? Son preguntas difíciles de
resolver pero que entre otras tocaría responder.
CONCLUSION
Al final estas dos
posturas implican una respuesta a los mismos temores que hoy debido al progreso
material se hacen más acuciantes. Ya no nos resignamos ante el dolor, el
sufrimiento, la vejez o la muerte o ante los demás temores que atávicos que nos
han preocupado y nos preocupan. Sin embargo son radicalmente opuestas e
igualmente dejar ver vacíos profundos. La utopía es irrealizable ya que
responde a una idea errada de nosotros mismos y de nuestro altruismo como
especie, la pos humanidad si puede responder a esa naturaleza pero de una forma
que incluso puede ser peligrosa.
Quisiera creer que
la solución está en el punto medio como sucede muchas veces y eso es muy
posible, no creo que se deba abandonar el empeño de crear una sociedad mejor
que responda a las expectativas de todos ni tampoco a la tarea de ser mejores
seres humanos o que haya que renunciar a los avances que la esquiva y sufrida razón nos ha puesto al alcance de la
mano. Mucho menos a enterrar el impulso del individuo que lucha con denuedo por
hacer posibles sus deseos a pesar de que muchas veces ellos proceden de sus
miedos.
Ante estas dos
interpretaciones, podemos retomar algo que habíamos dicho: lo importante de
establecer un nuevo dialogo con nuestra naturaleza, con nuestro interior, algo
que las religiones ancestrales le daban al hombre y que se perdió en el afán de
las grandes religiones establecidas de centrarse en la moralidad y enamorarse
del poder político que emana de su control. Reconstruir la visión cosmogónica
es imposible e improductivo y de ella solo queda el simbolismo que alimenta el
arte y las bellas historias que igual siempre nos fascinaran a pesar de
considerarlas infantiles. Pero reestablecer el puente del alma, el camino a
nuestro interior, poder reconocer nuestra naturaleza y afrontar nuestros más
profundos temores en vez de responder instintivamente a ellos, enfrentarlos (y enfrentarnos)
y vencerlos (y vencernos) para al final ganar tal vea la misión que nos ha
faltado completar, el puerto que hace falta visitar.
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